lunes, 21 de enero de 2013

Sin darme cuenta me acompañas a buscarte

Muchos kilómetros caminé, muchas calles recorrí, por muchas ciudades viaje, muchos años de mi empleé.

Me cruce con un sinfín de personas, perros, árboles y demás seres vivos y no vivos.

He preguntado por ti y nadie supo decirme en donde encontrarte. Sin pistas, sin ningún rastro, me estaba dando por vencido. Una voz que charla conmigo me anima a desistir en tu búsqueda.

Estuve bastante tiempo mal, muy angustiado, sintiendo que aquí sin ti no hacía nada. Como de costumbre me tumbo en la cama y me duermo. Cuando me doy cuenta veo que estoy caminando por una calle.

Paro en una escuela, observo como los alumnos salen de la misma (esto me transporta a épocas pasadas), uno en particular me llama la atención, veo como su madre lo abraza, un abrazo que me llega.

Sigo atentamente a madre e hijo, veo como ingresan a su hogar. Un momento después llega un hombre (seguro el padre del niño), veo como ambos se funden en un abrazo, un abrazo muy emocionante.

Luego camino de regreso a casa, observo un abuelo paseando a su perrito, algo muy lindo (más que un perro parecía su hijo o nieto), le habla, acaricia y se nota que ama.

Sigo y veo flores, mariposas, se me dio por observar el cielo, lo vi como nunca, con un azul intenso, unas pocas nubes blancas y un sol muy brillante.

Todo esto me dio una sensación de libertad increíble, me lleno el pecho de alegría, me sentí como en una nube.

Cuando quise darme cuenta estaba frente a mi casa, ingreso a la misma, me veo acostado, me despierto sobresaltado, con una fuerte sensación de ahogo (como si regresara de la muerte).

Ahora me doy cuenta que ya te encontré. Que siempre estuviste conmigo. Estoy aquí para disfrutar de ti.


Vida.
Andrés Gugliucci Sena

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